El
futuro de mi recreo
Siguiendo la línea argumental de
este blog, comprometido con el talento y dedicado a mejorar capacidades
individuales y colectivas, siento que debemos reflexionar sobre la educación en
España. En teoría, centrada en educar y formar a los mejores profesionales del
futuro.
Lo cierto es que por muchas leyes que se firmen y los ministros que recojan la cartera, España sigue teniendo la educación como asignatura pendiente. En los últimos años, hemos tenido varias reformas, firmadas bajo el dictamen de expertos en la materia que intentan adaptarse a los tiempos actuales, y no hacen más que perpetuar el desastre de las cifras.
El informe Pisa, nos sitúa fuera del podio, por demasiada distancia, con un fracaso escolar por encima del 30%.
Es evidente que el Gobierno debe legislar teniendo como objetivo garantizar que los niños españoles sean los más preparados del futuro, pero aunque nos tranquilice culpar a todos los Wert que vengan, nos conviene entonar el mea culpa en lo que se refiere a la implicación familiar.
En otros países con fórmulas exitosas como Finlandia, la familia, la escuela, y los recursos culturales, funcionan de manera coordinada. Los padres admiten que son los principales educadores de sus hijos, por delante de la escuela.
Los españoles no somos distintos.
Nos gustaría que los horarios comprometidos y las jornadas laborales infinitas,
nos permitieran participar de la educación de nuestros hijos, integrarnos en el
aula, compartir tardes lectoras, tardes de profesiones y demás jornadas de
puertas abiertas, imposibles de compaginar con el estilo de vida de la mayoría
de las familias.
En países que figuran en puestos
top del informe Pisa, existen ayudas oficiales a las familias para que puedan
conciliar su trabajo y la atención a sus hijos.
A pesar de estos datos, no se
trata sólo de factores socioeconómicos, hay países con muchos recursos, por
ejemplo, Dinamarca, Noruega, Estados Unidos, que tampoco figuran en las mejores
posiciones.
Se trata de revisar el sistema,
sabiendo que no obtiene los resultados esperados, cuestionar y valorar su
objetivo antes de editar una nueva ley de reforma. Preguntar ‘por qué’ a cada
punto de la metodología actual, y ver si tiene sentido continuar.
Se me ocurre desde mi observación,
una mirada a:
-Investigar si la edad de inicio
en el colegio debe orientarse a los 3-4 años (hay países que empiezan a los
siete y antes no abandonan la guardería)
-Si el cambio anual de profesores
es necesario. Hay países que no cambian de profesor durante una etapa escolar,
así se conoce a los niños, sus fortalezas, sus debilidades y los puede orientar
mejor en cada hito, garantizando el cumplimiento de más objetivos académicos y
personales.
-Se deberá analizar el perfil
profesional del profesor, sus méritos, apoyo, motivación etc. Hay países en los
que la reputación de un profesor está en lo más alto de los valores sociales.
-El plan de educación anual.
Comprobar si puede adaptarse a los tiempos actuales en los que los niños crecen
con tecnología a su alcance. Pueden consultar toda la información necesaria,
en muy poco tiempo y de forma
gratuita. ¿Tiene sentido acumular libros didácticos? ¿Se podría aprender desde
la experiencia?
-Competir, no es la mejor manera
para relacionarse entre compañeros, nuestros niños se comparan entre ellos
desde pequeños ¿Cuál es su utilidad?
-Definir más competencias. Desde
la OCDE, el informe Pisa, investiga y estudia: matemáticas,
lectura y ciencias. ¿Qué hay
de otras capacidades? Hay niños que son
excelentes creativos, frustrados por las puntuaciones numéricas. ¿Podemos
potenciar otras capacidades y orientar las horas extracurriculares hacia otras
materias?
-Desde educación infantil hasta
bachillerato hay personas, ¿Fomentamos su movimiento, les enseñamos a pensar?
Dedicar tiempo a fortalecer la estabilidad emocional y la seguridad es
importante en el desarrollo. Evitar niños excluidos que eleven la tasa de
abandono escolar.
Sueño con aulas vivas, llenas de
niños que aprenden desde la experiencia. Comparten y construyen su pensamiento
interno. Definen sus habilidades y las orientan a su interés.
Sueño con escuelas que fortalecen
esos intereses y las convierten en competencias. Diseñan actividades que
implican a los alumnos y dinamizan su crecimiento.
Veo escuelas llenas de utensilios
artísticos, mucha lectura dirigida, música y alumnos exploradores.
Es posible otro recreo con tiempo
para pensar.
Fuentes: Informe Pisa 2012 internacional http://mecd.gob.es/inee