30 de enero de 2014




El futuro de mi recreo



Siguiendo la línea argumental de este blog, comprometido con el talento y dedicado a mejorar capacidades individuales y colectivas, siento que debemos reflexionar sobre la educación en España. En teoría, centrada en educar y formar a los mejores profesionales del futuro.

Lo cierto es que por muchas leyes que se firmen y los ministros que recojan la cartera, España sigue teniendo la educación como asignatura pendiente. En los últimos años, hemos tenido varias reformas, firmadas bajo el dictamen de expertos en la materia que intentan adaptarse a los tiempos actuales, y no hacen más que perpetuar el desastre de las cifras.

El informe Pisa, nos sitúa fuera del podio, por demasiada distancia, con un fracaso escolar por encima del 30%.
Sin hacer política, reconozco que es un tema que me preocupa, porque está en mi agenda y creo que es prioritario y clave en el desarrollo de un país.
Es evidente que el Gobierno debe legislar teniendo como objetivo garantizar que los niños españoles sean los más preparados del futuro, pero aunque nos tranquilice culpar a todos los Wert que vengan, nos conviene entonar el mea culpa en lo que se refiere a la implicación familiar.
En otros países con fórmulas exitosas como Finlandia, la familia, la escuela, y los recursos culturales, funcionan de manera coordinada. Los padres admiten que son los principales educadores de sus hijos, por delante de la escuela.

Los españoles no somos distintos. Nos gustaría que los horarios comprometidos y las jornadas laborales infinitas, nos permitieran participar de la educación de nuestros hijos, integrarnos en el aula, compartir tardes lectoras, tardes de profesiones y demás jornadas de puertas abiertas, imposibles de compaginar con el estilo de vida de la mayoría de las familias.

En países que figuran en puestos top del informe Pisa, existen ayudas oficiales a las familias para que puedan conciliar su trabajo y la atención a sus hijos.
A pesar de estos datos, no se trata sólo de factores socioeconómicos, hay países con muchos recursos, por ejemplo, Dinamarca, Noruega, Estados Unidos, que tampoco figuran en las mejores posiciones.

Se trata de revisar el sistema, sabiendo que no obtiene los resultados esperados, cuestionar y valorar su objetivo antes de editar una nueva ley de reforma. Preguntar ‘por qué’ a cada punto de la metodología actual, y ver si tiene sentido continuar.

Se me ocurre desde mi observación, una mirada a:

-Investigar si la edad de inicio en el colegio debe orientarse a los 3-4 años (hay países que empiezan a los siete y antes no abandonan la guardería)

-Si el cambio anual de profesores es necesario. Hay países que no cambian de profesor durante una etapa escolar, así se conoce a los niños, sus fortalezas, sus debilidades y los puede orientar mejor en cada hito, garantizando el cumplimiento de más objetivos académicos y personales.

-Se deberá analizar el perfil profesional del profesor, sus méritos, apoyo, motivación etc. Hay países en los que la reputación de un profesor está en lo más alto de los valores sociales.

-El plan de educación anual. Comprobar si puede adaptarse a los tiempos actuales en los que los niños crecen con tecnología a su alcance. Pueden consultar toda la información necesaria,
en muy poco tiempo y de forma gratuita. ¿Tiene sentido acumular libros didácticos? ¿Se podría aprender desde la experiencia?

-Competir, no es la mejor manera para relacionarse entre compañeros, nuestros niños se comparan entre ellos desde pequeños ¿Cuál es su utilidad?

-Definir más competencias. Desde la OCDE, el informe Pisa, investiga y estudia: matemáticas,
lectura y ciencias. ¿Qué hay de  otras capacidades? Hay niños que son excelentes creativos, frustrados por las puntuaciones numéricas. ¿Podemos potenciar otras capacidades y orientar las horas extracurriculares hacia otras materias?

-Desde educación infantil hasta bachillerato hay personas, ¿Fomentamos su movimiento, les enseñamos a pensar? Dedicar tiempo a fortalecer la estabilidad emocional y la seguridad es importante en el desarrollo. Evitar niños excluidos que eleven la tasa de abandono escolar.

Sueño con aulas vivas, llenas de niños que aprenden desde la experiencia. Comparten y construyen su pensamiento interno. Definen sus habilidades y las orientan a su interés.

Sueño con escuelas que fortalecen esos intereses y las convierten en competencias. Diseñan actividades que implican a los alumnos y dinamizan su crecimiento.

Veo escuelas llenas de utensilios artísticos, mucha lectura dirigida, música y alumnos exploradores.

Es posible otro recreo con tiempo para pensar.

Fuentes: Informe Pisa 2012 internacional  http://mecd.gob.es/inee