La biblia de cualquier
proceso en tu empresa es la Comunicación. Vivimos para comunicarnos sin que esta acción suponga previamente algo a
tener en cuenta. El momento y el lugar apropiados para la comunicación existen
y hoy activamos la alerta para detectar sus barreras.
Las relaciones entre las personas arraigadas en la
sociedad y transmitidas en los procesos de socialización son influenciadas por la
comunicación. Desarrollar una nueva sensibilidad hacia su gestión entiende
desde elegir dónde se puede hablar en un ambiente sin distracción o
interrupción hasta elegir un tono de voz adecuado.
Día a día en nuestro entorno gestionamos pequeñas
acciones comunicativas que activan preguntas y respuestas. Ser conscientes de
cómo abordar una buena comunicación para dar eficacia al lenguaje.

1-
Valores normas y costumbres. El estilo de comunicación es
educacional y se aprende a una edad muy temprana. Con el tiempo se desarrolla y
adapta su estilo hasta adoptar recursos comunicativos propios.
2-
El dominio del lenguaje. Nivel de consciencia para expresar
nuestras ideas. Adaptación del lenguaje al receptor. Presentarnos a
nosotros mismos como algo apropiado, agradable y atractivo.
3-
Distinguir generalizaciones, prejuicios y juicios de
valor que expresamos en nuestra comunicación y que dirigen la captación del
mensaje.
Los buenos comunicadores integran lo anterior en su proceso comunicativo,
lo hacen de forma automática favorecidos por un control de su lenguaje no
verbal y con un tono de voz adecuado. En efecto, facilitan la comprensión del
mensaje buscando el momento y lugar para dar la información sin ser demasiado
directivos. Si la transmisión del mensaje es adecuada, la comprensión será
efectiva.
Esta sintonía solicita feedback que normalmente el receptor está dispuesto
a devolver. Mantener una escucha activa atenta a lo que nos transmiten, sin
interrumpir y derivar a otros mensajes, hará que obtengamos los objetivos
marcados.
Establecer una buena comunicación es cuestión de actitud, de toma de
conciencia, de estilo propio y en definitiva de querer iniciar una relación de
equilibrio entre el emisor y el receptor.
Decididamente cuidar nuestra comunicación es importante si queremos evitar
distorsión, atención selectiva, suposiciones, sesgos y demás problemas diarios.
Hasta hoy era cuestión de grandes oradores con buena retórica. En el arte
del buen decir se contempla a todo aquél que quiera iniciar un proceso
comunicativo. ¡Di lo que tengas que decir con calma!