3 de abril de 2017

Hablar por hablar

La biblia de cualquier proceso en tu empresa es la Comunicación. Vivimos para comunicarnos sin que esta acción suponga previamente algo a tener en cuenta. El momento y el lugar apropiados para la comunicación existen y hoy activamos la alerta para detectar sus barreras.

Las relaciones entre las personas arraigadas en la sociedad y transmitidas en los procesos de socialización son influenciadas por la comunicación. Desarrollar una nueva sensibilidad hacia su gestión entiende desde elegir dónde se puede hablar en un ambiente sin distracción o interrupción hasta elegir un tono de voz adecuado.

Día a día en nuestro entorno gestionamos pequeñas acciones comunicativas que activan preguntas y respuestas. Ser conscientes de cómo abordar una buena comunicación para dar eficacia al lenguaje.

Son demasiados los problemas que genera una mala comunicación en el trabajo, en casa, entre familia o amigos; con mayor frecuencia los artículos sobre comunicación distinguen las barreras focalizando en ruido, tiempo, lenguaje verbal y no verbal etc. El resumen que haremos a continuación, se basa en lo que motiva nuestra actitud para transmitir una información de calidad.

1-     Valores normas y costumbres. El estilo de comunicación es educacional y se aprende a una edad muy temprana. Con el tiempo se desarrolla y adapta su estilo hasta adoptar recursos comunicativos propios.

2-     El dominio del lenguaje. Nivel de consciencia para expresar nuestras ideas. Adaptación del lenguaje al receptor. Presentarnos a nosotros mismos como algo apropiado, agradable y atractivo.

3-     Distinguir generalizaciones, prejuicios y juicios de valor que expresamos en nuestra comunicación y que dirigen la captación del mensaje.

Los buenos comunicadores integran lo anterior en su proceso comunicativo, lo hacen de forma automática favorecidos por un control de su lenguaje no verbal y con un tono de voz adecuado. En efecto, facilitan la comprensión del mensaje buscando el momento y lugar para dar la información sin ser demasiado directivos. Si la transmisión del mensaje es adecuada, la comprensión será efectiva.

Esta sintonía solicita feedback que normalmente el receptor está dispuesto a devolver. Mantener una escucha activa atenta a lo que nos transmiten, sin interrumpir y derivar a otros mensajes, hará que obtengamos los objetivos marcados.

Establecer una buena comunicación es cuestión de actitud, de toma de conciencia, de estilo propio y en definitiva de querer iniciar una relación de equilibrio entre el emisor y el receptor.
Decididamente cuidar nuestra comunicación es importante si queremos evitar distorsión, atención selectiva, suposiciones, sesgos y demás problemas diarios.


Hasta hoy era cuestión de grandes oradores con buena retórica. En el arte del buen decir se contempla a todo aquél que quiera iniciar un proceso comunicativo. ¡Di lo que tengas que decir con calma!