Acaba de
terminar el FET15 del que con toda seguridad viviré unos cuantos meses.
Es como
llegar a un lugar en el que a todos nos interesa lo mismo. Un maratón de
conferencias con anotaciones de las que tiraré para comprender lo expuesto que
ha ido evolucionando desde la felicidad, plenitud, mindfulness, gestión de
equipos y fisiología hasta terminar por hacer el talento líquido.
Y
entonces, ahora me inspira el talento. Tendría que hacer memoria para recordar
las veces que se nombra sin olvidar el ansia de la empresa por dedicar tiempo y
recursos a este gran concepto. Talent Adquisition-nuevos sistemas de
reclutamiento, aprendizaje corporativo, programas de desarrollo etc.

En cada
programa que he diseñado o evaluado, pierde importancia la selección y descripción del grupo. La estadística siempre se apoya, en lo que incorpora o
discrimina cada participante en las sesiones, destacando aquéllos que tienen el
hábito de crear.
Si bien es cierto, no todos somos conscientes
de lo que nos gusta porque nunca lo hemos pensado y allí dónde se pierden
nuestras fortalezas, dedicamos horas a la rutina que sólo anima a pensar
“perdiendo también se gana”.
Esto
último no se lo cree nadie.
La
fórmula de desarrollo de talento parte del deseo, del gusto por algún tema
concreto y la voluntad de mejorar. Un objetivo y una finalidad que se adapten a
nuestros valores. Desde aquí se genera talento en todas las personas.
¿La
pelota en tu tejado? En algunos casos sí, en otros no es suficiente. Entra en
contexto la suerte. Suerte de encontrar un referente, un mentor, un superior,
un compañero- pon tú el nombre-que sepa observar y distinguir el talento. Esa
persona que nos pone en un camino que cuida para que genere aprendizaje. Suerte
de encontrar a alguien que nos valora y que no olvidaremos jamás. Esta es la
suerte del talento.
Los que
trabajamos en gestión de personas les llamamos leader coach. Un leader que
busca cumplir objetivos sin poner foco en lo individual. Inspira y deja
trabajar con autonomía. Sin estrategias, exigiendo lo nuevo, movilizando.
Mantener este equilibrio es realmente difícil.
Donde sea, las mejores personas llegan sin
buscarlas.