17 de agosto de 2016

Stop pereza

No se trata de ser perfecto, se trata de contar lo que uno hace para llevar la contabilidad de uno mismo. La gestión personal, a menudo, ocupa un papel secundario. Es hora de abrir una puerta a la evolución.


Al final del día hacemos muchas cosas. Este post trata de dar la importancia justa a cada una con el fin de asignar un valor a todo lo que hacemos. En ocasiones, ser constante devalúa la tarea y sin embargo, nos aporta un valor incalculable. Hacer actividades con regularidad es útil y por lo tanto, empodera nuestra personalidad. ¿Acaso no es importante avanzar aunque sea en algo común a nuestra existencia? En muchas ocasiones, se debate sobre voces de bloggers que comparten estilos de vida perfectos. Aunque decido no exponerme demasiado, comprendo que lo que uno hace bien, debe ser motivo de orgullo personal.

Encabezados por hashtags, las redes ofrecen retos que animan a cientos de actividades  propuestas en enormes cantidades. Y al final se “presupone” que son
verdaderos y las tomamos como guías que definen nuestra actuación frente a las de otros
en los diversos contextos en los cuales nos desempeñamos.
Identificar lo que nos diferencia del resto, y lo que nos queda por aprender es el punto de partida para reconocer realmente nuestras metas y los recursos de que disponemos para alcanzarlas, de la manera más adecuada y exitosa posible.

La clave reside en desarrollar nuestra capacidad de liderar nuestra vida, de ser los protagonistas de nuestra historia, de descubrir y alinear nuestro talento y la pasión y para ello antes que profesionales somos personas, y los problemas y dificultades que encontramos en el mundo empresarial son consecuencia de nuestras propias carencias personales.

Sin embargo, personas con alto nivel de tolerancia a la frustración, aún teniendo dificultades, consigue crear el día que le interesa y vivir una vida propia, lejos de hacer propaganda de sus usos y costumbres. Estos son también auténticos retos. Imágenes poco populares pero auténticas. Está bien hablar de las cosas que no funcionan.

Si lo que buscamos es el bienestar y la felicidad, sabemos que debemos visitar más a menudo nuestra zona de recursos y responder a las preguntas que nos lleven a un equilibrio entre lo que nuestro ego o ambición nos pide, y lo que realmente necesitamos.

A partir de aquí, cada uno construye la galería que necesita. En definitiva una vida espontánea imperfecta también resulta atractiva con cierto orden y sentido común.

Incorporada a la carrera habitual con ilusiones renovadas, mantengo la firme promesa de seguir sincera, todo puro sin falsificación.

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