22 de diciembre de 2016

¡Párate! ¡Mira!

Los puestos de trabajo que no requieran creatividad desaparecerán. La clave de la transformación no pasa sólo por la revolución tecnológica. Revisemos lo que hacemos para medir el nivel de innovación,… y de quietud.


Uno llega exhausto a estas alturas del año, agobiados por rematar el trabajo de la mejor manera posible y sin tiempo para los recados de última hora que exigen las fiestas. Diciembre es por excelencia, el mes de la reflexión, el llanto y la risa. Un festival de emociones que no encuentran el cuerpo en su mejor momento.

Para eliminar ansiedad, os propongo una manera tranquila de mirar al futuro. En lugar de acumular propósitos, podemos cambiar el paradigma pensando cuál es la realidad y hacia dónde queremos ir. Este análisis nos devolverá dónde hemos tenido los mejores resultados y evaluar la manera de innovar dónde somos buenos.

Analizar nuestro valor, el que aportamos al equipo o a nuestra técnica, nos obligará a reaccionar a tiempo antes que nos obliguen a determinadas cosas sin estar preparados, o que nos devuelva una mala posición en la evaluación final.

Con o sin valoración, nadie como nosotros mismos para ver la realidad y catalizar la transformación hacia lo que queremos hacer. No hay nadie más interesado.

Ejercitar la creatividad estimula también a los que parece que no consumen la dosis adecuada. Todos tenemos el talento necesario para darle la vuelta a la más técnica o farragosa tarea; para dar valor al BackOffice, a la administración, a la logística. Financieros, matemáticos, ingenieros cualquier perfil puede dar rentabilidad a su posición.

Al análisis de la entrada anterior, incorporamos ahora dónde encajaría ese plus creativo. Quizá implementando nuevas herramientas, técnicas, y tecnologías para apoyar el trabajo, o simplificar su organización;  desarrollar nuevos programas, establecer nuevos reportes y métricas, pueden ser variables que nos inspiren para enfocarnos.

Bajo el lema slow life, termino una de las últimas entradas del año. 
Hemos compartido muchos temas, competenciales y de valores apoyados en las últimas tendencias que nos ofrece la actualidad. El repaso a nuestro interior nos llevó a la quietud que hoy recupero para ofrecer este concepto, de inicio denominado Slow food y respaldado por la filosofía de la lentitud que aboga por una mejora en la calidad de vida y un mayor control del tiempo. 
En síntesis, una desaceleración de nuestro estilo de vida y un mayor disfrute de la misma. ¡Vamos a intentarlo!

15 de diciembre de 2016

Cara a cara con el jefe

Más de la mitad de los profesionales espera mejorar profesionalmente en 2017. Con este título corona Randstad su encuesta Workmonitor. La compañía de Recursos Humanos revela deseos de promoción para la mitad de los ocupados.

Aunque en este sentido los datos de optimismo en España alcancen la media europea, si esperas mejorar la posición que ocupas, no siempre irá ligada a la obtención de un ascenso.

Antes de abandonar 2016 repasemos algunas consideraciones. Sabes que influyen variables  como la edad, la experiencia, el nivel de formación, aspectos que consiguen modificar opinión, aunque por excelencia se valoran:

Actualizarse- Importa estar a la vanguardia de las novedades del sector. Distinguirse por mejorar habilidades y crecer como persona.

Experiencia- Entendida como algo más que conocimiento, se trata de un plus a la hora de gestionar con madurez, comparando escenarios anteriores y favoreciendo la toma de decisiones.

Capacidad de trabajo y adaptación. La que consigue trabajar para crear, racionalizando horarios que conviven con objetivos cumplidos. Flexibilidad y adaptación a los cambios.

Actitud. Auto motivarse, creer en uno mismo y ser consciente de nuestras capacidades, aumenta el deseo de trabajar contribuyendo al buen ambiente.

Del otro lado, hablamos del factor desgaste, sentimiento que influye en el deseo de cambio y que sin embargo, no es la mejor emoción para conseguir una promoción.

Prevenir el desgaste profesional es una actividad recomendable para controlar el entorno y analizar las acciones que incitan al desánimo. Intervienen factores psicológicos, fisiológicos y sobre todo, la actitud para enfrentar cada día.

Finalmente centrarnos en el análisis anterior, nos llevará a ser más exactos en la decisión y evitar la frustración en caso de negativa. Un enfoque práctico a tiempo advierte la realidad más objetiva antes de pensar en el ansiado ascenso. ¿Qué puedo cambiar? y ¿Qué hago con lo que no puedo cambiar? son preguntas que confirman la visión del reto.