28 de julio de 2017

En el nombre del Insight

Mantener la ilusión y el entusiasmo no es fácil si se tienen en cuenta las fluctuaciones diarias que minan el estado de ánimo y ponen a prueba el punto de inflexión. En este sentido, la recuperación es cada vez más lenta. ¿Necesitas un coach?

Muchos equipos comienzan cada jornada con sesiones de motivación para neutralizar los problemas o implantar mejoras en los grupos. Si se consiguen resultados, éstos se inician con acciones individuales complementarias con una colaboración profunda para beneficio del grupo. Reconectar con uno mismo como parte del equipo, es importante para ordenar las expectativas.

Entran en mi feed constantemente artículos sobre motivación, felicidad, verdades y mentiras de los coaches, documentos que cuestionan a los formadores, en gran parte con acierto, dado que en algunos casos, los tutores carecen de formación y experiencia para impartir la materia.

Los formadores que aterrizan el concepto de felicidad a cualquier precio, están muy de moda y se utilizan para favorecer la programación de congresos y foros que persiguen el desarrollo de habilidades ejecutivas. Este tipo de modalidad, acompañada con altas dosis de motivación digeridas en frases cortas, discriminan a los que sufren por la naturalidad de las circunstancias que viven. Como recordamos en el post anterior, no todo ocurre en el mejor momento.

Aprendí en una sesión a no pasar nunca la línea del aburrimiento; desde este punto es difícil recuperar y engancharse con ánimo al día siguiente. Un buen coach, está entrenado en herramientas para facilitar que las personas se entiendan mucho mejor. Esto implica conocer, al margen de la certificación en coaching, muchas otras disciplinas que le ayudan en sus funciones: filosofía, psicología, sociología, marketing, emociones, lenguaje, comunicación, sinergología, y todas aquellas ciencias que hagan del SER el centro de su teoría.
Gestionar personas es algo más que un buen modelo de negocio capitaneado por anglicismos a la batalla de cumplir metas. Intervenir personas, está a la altura de aquéllos que las miran con respeto y en esa transferencia hay un crecimiento mutuo. Si el aprendizaje no ha ido más allá de la búsqueda de algo positivo inminente, el servicio contratado no ha sido de calidad. Indudablemente, hay formación de imitación, aunque la puesta en escena sea diferente a lo que necesitas, justamente esa información sólo la conoces tú. Un buen coach facilitará que la encuentres y la eleves a una percepción llamado insight. [Visión interna, entendimiento]


En un intento por tener mejor aspecto y encabezado por un mantenimiento estético, las personas dedicamos tiempo a la belleza integral olvidando el cuidado interno, aquél que fortalece el criterio sobre uno mismo y confirma su autorrealización. Quizá sea un buen momento para pensarlo y después del verano, pedirle una cita al alma, una tregua a Facebook y caer rendido ante una sesión de mindfulness. Tu “mejor versión” está al otro lado.

19 de julio de 2017

El desafío de volver

Miles de estudiantes confían en su débil criterio a la hora de buscar el primer contrato laboral; Mientras los profesionales esperan incorporarse de nuevo a la oficina esperando que les sorprenda algo que indique el final de la crisis. En ambos casos, falla la metodología.

Lejos de intentar forzar un empleo en una posición para la que se creen haber formado, los estudiantes deberían inclinarse por aquello que les ayude a encontrar un buen trabajo.

En las posiciones más demandadas por las empresas importan menos los conocimientos y la experiencia que las habilidades personales del candidato. Se necesitan personas flexibles y con ganas de aprender. En este punto coinciden ambas experiencias. Quién sea capaz de demostrar mejor sus habilidades en un mercado en constante transformación, lo tendrá más fácil, la pericia se aprende y se adapta con el tiempo.

Aparece en escena ser capaz de adaptarse a los cambios y tolerar la frustración generada por falsas expectativas. Tanto a estudiantes como a profesionales, la actitud es la que les abre puertas.

Absolutamente todas las profesiones tienen una parte que no despierta tanta pasión. Hasta detrás del trabajo más trascendental hay muchas horas de gestión con agendas complicadas. Otro aspecto a tener en cuenta, son las diferentes etapas en las que coinciden los roles, bien sea en una promoción, cambios en procesos o dificultades, hasta en estas condiciones necesitamos habilidades para comprender el entorno. No todo ocurre en el mejor momento.

En la actualidad, todos los sectores necesitan cambiar continuamente para adaptarse a las necesidades del mercado y ciertamente las empresas no lo hacen solas. Son sus profesionales los que consiguen agarrarse a lo que flota.

Así mismo, tanto educación como empresa necesitan cambiar su metodología. Se podría empezar por refrescar la Universidad, adaptarla a las necesidades actuales, menos burocracia y más gestión del talento con un enfoque práctico. Incluir aspectos relacionados con el conocimiento de uno mismo y mejorar habilidades en las que los programas formativos tienen carencias. La sociología de las organizaciones debería gestionar un entorno amable y mantener la competitividad alejada de líderes agresivos que presionan al empleado. Ofrecer un entorno controlado por feedback de desarrollo constante que anima a la mejora continua y favorece la productividad. Hay demasiada gente que no quiere volver al trabajo.

Talentos emergentes y consagrados, no os voy a dejar una frase motivacional para la vuelta de vacaciones. La psicología de la motivación es mucho más que un contenido genérico a la espera de una dosis de euforia, comparto 3 puntos para controlar los números de diciembre:

3-Evita caer en la rutina inmediatamente.
2-Prioriza actitud y aptitud
1-Revisa los objetivos y define unos propios.


¡Felices vacaciones!