14 de diciembre de 2018

Gestión por palabras


Las empresas no pueden comprar el compromiso y la felicidad de los empleados;

deben motivarlos y gestionarlos con su más preciada estrategia. Mientras despedimos 2018, saludamos a la gestión por palabras.


Se acerca la época de las emociones corporativas, nadie se queda sin su palabrario de buenas intenciones para el futuro.

Sin embargo, a lo largo del año, se dan infinidad de ocasiones en las que no estamos a la altura de ofrecer una buena conversación; normalmente el olvido es la solución. Un buen feedback en forma de comentarios sobre la evolución de un proyecto o incluso, la respuesta a un conflicto, no tiene demasiados protagonistas.

¿Por qué nos cuesta tanto ofrecer diálogo?

 Se hace evidente que la respuesta es: su dificultad. No en vano muchos expertos en comunicación dedican gran parte de sus horas a formar en habilidades para abordar conversaciones difíciles.

En esta temática también encontramos un marco referencial al liderazgo, de cómo se gestionen las conversaciones, se diferenciarán las consecuencias.

Normalmente en una conversación se cruzan varios diálogos: El primero suele coincidir con los hechos, otra surge de la interpretación personal que cada uno percibe sobre lo que pasó, y la tercera, inevitablemente dispara la parte emocional. Una mezcla de comentarios que pueden ser interpretados en diferentes direcciones. Debemos estar atentos a lo que está pasando, detectar por dónde puede surgir una posible solución y gestionarla.

Con este esquema de aparente dificultad, hay personas empáticas que resuelven sin complicaciones, y otras que lo evitan hasta que les aprieta el zapato, manifestando así su debilidad.

Aumentar y consolidar la autoestima de forma saludable, fomentando la aceptación y la integridad de uno/a mismo/a conduce a afrontar con éxito las situaciones cada día. Sea cuál sea el método elegido, las conversaciones se deben realizar a lo largo del año y siempre facilitan la solución a las cuestiones que plantean.     


Estamos a tiempo de revisar nuestras conversaciones; mantente fiel a esta práctica y enseguida verás cómo mejora tu trabajo. Te darás perfecta cuenta de que procrastinar- demorar hasta el máximo- sólo consigue enfadar más, a los que esperan algún tipo de acción por tu parte.

Una buena manera de empezar el año, antes de ansiar nuevos propósitos, es revisar nuestra tendencia y suprimir lo que desfavorece. Lucha y renuncia con todo el rigor que seas capaz.


FELICES FIESTAS      

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