28 de noviembre de 2013



La mente en blanco

 

Siempre pensé que nuestro diálogo interior se nutre de lo que vivimos, el medio que elegimos para informarnos y la manera en que somos conscientes de nuestros actos.

Hasta hoy he intentado  mantener el pulso a mi diálogo interno ¿Qué me cuento? ¿Qué me repito?

Con el tiempo, desarrollamos pensamientos automáticos y razones para evitar lo que nos molesta pensar o admitir. Disonancia cognitiva, es  el término técnico que define este concepto, y que para entendernos lo llamaremos tendencia a la autojustificación.

A todos nos suenan frases tipo:
‘’No estaba para mí’’- ‘’ Ya sabía yo que me vendría de vuelta’’- ‘’No era lo que me habían contado’’ ‘’ Me vi obligado a tomar esa decisión’’

Son algunos ejemplos sobre lo que comentamos para aliviar el malestar que supone enfrentar la verdadera causa.
La principal razón de este comportamiento la generan los pensamientos contradictorios, la inseguridad, o simplemente la necesidad de disfrazar nuestras acciones para evitar que se conozca la verdadera intención.
Manteniendo este comportamiento, nos mentimos a nosotros mismos.

Hablar en primera persona, desde el YO, hace que tomemos conciencia para llamar a las cosas por su nombre. No pasa nada si nos hemos equivocado, aprendiendo del error se consigue avanzar.
Ya que nuestra cultura, a nivel pedagógico, no ha tenido en cuenta  el error, es hora de que le demos su espacio. Gestionar las equivocaciones supone crecer. Termina con la rutina de echar la culpa a circunstancias externas, sólo hará que te bloquees y te quedes en un bucle. Decide cómo te enfrentas a ellas. Decide mirar la realidad de frente.
Pedir perdón, o admitir que alguien es bueno, no hace daño.
Ser generoso con los demás y hablar bien de otros, es lo mejor que puedes hacer por ti y por los que te escuchan.

‘’Las verdaderas batallas se libran en nuestro interior’’
Sócrates