25 de septiembre de 2014

Cuéntale al mundo lo que piensas



Puede ocurrir que sudes cada palabra. Después de ceder hasta la voluntad con algún experto cercano de esto y lo otro, hoy mi guiño es para el feedback.

Y eso que hasta ahora, nunca había sido tan demandado. No hay visitante en la red que no dedique un puñado de palabras a definir su estado para las amistades virtuales. Otros, prefieren orientarse al me gusta, o a opinar dejando huella. En todo caso, es una forma de intercambio interpersonal de información.

No es difícil reconocer que, a menudo, nos sentimos desbordados por tanta información y que en cuanto uno se descuida, le asaltan millones de comentarios. Otro asunto, es la llegada al trabajo y el ataque a preguntas, algunas con respuesta, otras no.

Necesitamos prestar más atención al feedback, qué decimos y cómo lo decimos. 

Feedback significa retroalimentación, dar respuesta o reacción. En el ámbito de la comunicación, el feedback, se presenta cuando un emisor, envía un mensaje a un receptor a través de un canal más o menos alterado. Es una acción que revela las fortalezas y debilidades, los puntos positivos y negativos con el fin de mejorar. No sólo son palabras, también tiene parte no verbal, la que expresa la imagen y la posición corporal.

Tal vez, entender lo que nos dicen, tiene matices. Con frecuencia, matamos al mensajero y no prestamos atención a los detalles. Ser consciente de lo que proyectamos cuando hablamos, es una buena forma de ganar la batalla a la voz.

El lenguaje no es inocente. Nosotros tampoco. 

Por un lado, el deseo de libertad de expresión se presenta con información poco clara. Las personas no saben lo que se les pide en su trabajo- expuestos a evaluaciones nunca antes habladas- los muros se incendian  y cualquiera puede dejar un estribillo complicado etiquetado a una imagen. Es frecuente comprobar que personajes públicos se sienten desbordados por el impulso de sus comentarios. Pero este deseo, coincide con otro, el de no ser juzgados. Queremos que nos acepten, ser respetados y aprender en el proceso. 

Define y personaliza tus mensajes, eres responsable, en primera persona. Plántate con tu voz interior frente a lo genérico y desconfía de las ideas de quita y pon, si las niegas, serán letras de uso privado.

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