Una vez
más, tal y como viene siendo habitual se comprueban irregularidades en otro de nuestros gestores más reconocidos. Escribo
esta entrada para cuestionar la cruda
realidad que existe en nuestro país con los delitos de fraude, unos
presuntamente, otros han perdido hasta el escudo.

A pesar de ello, siempre he defendido la idea de ser gobernados por expertos y la necesidad de evaluar a todos los perfiles profesionales en cualquier posición, no sólo en ámbito privado.
¿Qué
necesitamos de nuestros políticos? ¿Es un asunto de formaciones políticas o de
sus candidatos?
Este
giro me viene de mi afinidad por la política, aunque ahora no acompaña el
momento, se necesita la actividad política para gestionar la sociedad. Se hace cada vez más evidente, la
necesidad de ajustar el diseño de las listas y la elección de cargos con
responsabilidad pública.
Si optas a cualquier oferta de trabajo y resultas
seleccionado, te unen a un centro de evaluación que contrastará tu competencia
profesional, solvencia técnica y personalidad. Tal vez, no se trate de fundar
partidos, sino de elegir las personas adecuadas.
En
definitiva, conviene detallar un procedimiento de selección en el que los
candidatos puedan desarrollar su carrera, basada en funciones y responsabilidades,
bien definidas justificando una política de compensación razonable. En la
actualidad, en algunos casos, no se ajusta a la responsabilidad.
El hecho
de que se tenga en cuenta a un buen profesional, no lo hace el candidato
perfecto a no cometer irregularidades. Todas las actividades necesitarán procedimientos
y auditorías que definan los códigos de conducta y vigilen su cumplimiento.
Hacer
política significa estar al día de los problemas de estado, no sólo a corto
plazo, también se preocupan de su posible desarrollo, sin olvidar la toma de
decisiones adecuada que tenga a su alcance, y vigilar los intereses de los
ciudadanos.
¿Es
suficiente con ser transparente y preocuparse por los ciudadanos? Siendo
difícil defender un partido político, los ciudadanos debemos ser responsables y
apoyar en las listas a personas educadas para gobernar, para gestionar nuestros
intereses y ocupar dignamente su asiento.
Exigir
moral, en su acepción más cercana al bien común, aleja de la avaricia
individual. Pedir que además sean buenos gestores de personas, se acerca a tener
en cuenta el respeto a los demás. En definitiva, se debe ser moral y hacer lo
justo.
Lamento
que en el caso del profesional que hoy nos ocupa, no haya obtenido un uso eficaz de sus herramientas, habiendo
sido puestas con éxito al servicio de su experiencia. Hoy tantas habilidades no
encuentran palabras ni para describir a la persona.
Sólo me queda
desear que los aspirantes a las próximas elecciones, sean primero candidatos a
la verdad.