30 de abril de 2015

Candidato a la verdad



Una vez más, tal y como viene siendo habitual se comprueban irregularidades en otro de  nuestros gestores más reconocidos. Escribo esta entrada para cuestionar  la cruda realidad que existe en nuestro país con los delitos de fraude, unos presuntamente, otros han perdido hasta el escudo.
 
A pesar de ello, siempre he defendido la idea de ser gobernados por expertos y la necesidad de evaluar a todos los perfiles profesionales en cualquier posición, no sólo en ámbito privado.
¿Qué necesitamos de nuestros políticos? ¿Es un asunto de formaciones políticas o de sus candidatos?

Este giro me viene de mi afinidad por la política, aunque ahora no acompaña el momento, se necesita la actividad política para gestionar la sociedad. Se hace cada vez más evidente, la necesidad de ajustar el diseño de las listas y la elección de cargos con responsabilidad pública.
Si optas a cualquier oferta de trabajo y resultas seleccionado, te unen a un centro de evaluación que contrastará tu competencia profesional, solvencia técnica y personalidad. Tal vez, no se trate de fundar partidos, sino de elegir las personas adecuadas. 

En definitiva, conviene detallar un procedimiento de selección en el que los candidatos puedan desarrollar su carrera, basada en funciones y responsabilidades, bien definidas justificando una política de compensación razonable. En la actualidad, en algunos casos, no se ajusta a la responsabilidad. 

El hecho de que se tenga en cuenta a un buen profesional, no lo hace el candidato perfecto a no cometer irregularidades. Todas las actividades necesitarán procedimientos y auditorías que definan los códigos de conducta y vigilen su cumplimiento.

Hacer política significa estar al día de los problemas de estado, no sólo a corto plazo, también se preocupan de su posible desarrollo, sin olvidar la toma de decisiones adecuada que tenga a su alcance, y vigilar los intereses de los ciudadanos.

¿Es suficiente con ser transparente y preocuparse por los ciudadanos? Siendo difícil defender un partido político, los ciudadanos debemos ser responsables y apoyar en las listas a personas educadas para gobernar, para gestionar nuestros intereses y ocupar dignamente su asiento.
Exigir moral, en su acepción más cercana al bien común, aleja de la avaricia individual. Pedir que además sean buenos gestores de personas, se acerca a tener en cuenta el respeto a los demás. En definitiva, se debe ser moral y hacer lo justo.

Lamento que en el caso del profesional que hoy nos ocupa, no haya obtenido  un uso eficaz de sus herramientas, habiendo sido puestas con éxito al servicio de su experiencia. Hoy tantas habilidades no encuentran palabras ni para describir a la persona.

Sólo me queda desear que los aspirantes a las próximas elecciones, sean primero candidatos a la verdad.

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