30 de noviembre de 2016

Creencias privadas


Lo primero expresar mi gratitud por la paciencia, llego forzada a este post dirigida por las actividades extra que decidimos asumir. El mismo motivo me inspira para revisar convicciones, creencias y hábitos antes de terminar otro año. Un giro a tiempo, insonoriza el desastre.

Todos alguna vez hemos defendido nuestras ideas aunque luego resultaran equivocadas. Seguro que han sido muchas las situaciones en las que asumimos argumentos inexorables llenos de confianza que sin embargo, no resultan lo esperado. La toma de decisiones normalmente se basa en factores subjetivos que no siempre son los adecuados, cada vez que lo hacemos, el cerebro genera una creencia.

A pesar de lo anterior, no solemos admitir que nos hemos equivocado, y sin embargo, en este punto se produce una mayor satisfacción, en parte motivada por el aprendizaje y también por limitar la pérdida que hubiera significado no girar a tiempo.

Vivimos permanentemente enganchados a nuestras acciones hasta que nos sorprende un personaje público dando explicaciones sobre la decisión de tomarse un año sabático, o como hace unos días, cuando la modelo Kendall Jenner era noticia por cerrar su cuenta de Instagram  para “desintoxicarse”. Estas sinceras comunicaciones, sorprenden a la audiencia por la transparencia de sus actos.

Todo puede servir para construir o para destruir. Resulta particularmente interesante observar nuestras sensaciones para verificar la calidad de nuestro día, con este simple hecho ya accionamos el cambio.
Hay cosas que si no se hacen es mucho mejor. Probablemente sean irrelevantes y ocuparían gran parte de nuestro tiempo. Mantengo el firme propósito de dedicar diciembre a evaluar lo prescindible, seguro que desde aquí tendré más motivos para afrontar 2017.

Se cierran balances y, en consecuencia, se generan nuevas rutinas transformadoras infinitamente más eficaces.

¡Cuando no busque lo encontraré! Hasta entonces  me dedicaré a pensar en cómo cerrar el
año escribiendo sobre la vuelta a lo simple.


13 de noviembre de 2016

IKIGAI

Ikigai (生き甲斐, pronunciado ikiɡai) es un concepto japonés que significa "la razón de vivir" o "la razón de ser". Todo el mundo, de acuerdo con la cultura japonesa, tiene un ikigai. Encontrarlo requiere de una búsqueda en uno mismo, profunda y a menudo prolongada.                                                                                                                           (Fuente: Wikipedia)
Mi repertorio inmune me protege contra los virus mientras a mí alrededor se empieza a sentir el invierno. Si no eres proclive a lo anterior, lee los libros que terminan conmigo la semana. El último en llegar, pone título a este post por declarar el núcleo que desarrolla este blog. Regalar un libro a quién se aprecia, conlleva la entrega del detalle y la libertad del expresarle lo que en síntesis contiene.  Con o sin japonismo, estas páginas seguro que responden a muchas preguntas con las que vivo.

Esta semana acumulo agradecimiento para las personas que han dedicado su tiempo a hacerme sentir especial, las que lo han hecho por escrito, y las que me han entregado un libro. De fondo hay creyentes convencidos, con un estilo personal que han sabido elegir y que les acompaña para establecer relaciones de calidad. Otras, en cambio, viven en la misma duda que define su forma de ser. 

Aunque los esfuerzos de atención fuesen infinitos, hay personas que son incapaces de trasladarnos confianza. Es probable que en gran medida se produzca por una corazonada, dado que no siempre tenemos toda la información objetiva y sin embargo, algo nos impide confiar.

El diagnóstico del abrazo, supone abrazar durante seis segundos a una persona sin necesidad de evitar el contacto. Con quiénes necesitas evitar el acercamiento, no será posible de inicio, establecer una relación de confianza. A partir de seis segundos, el abrazo produce un efecto químico en el cerebro. 

Iniciar el cronómetro en un abrazo, no falla. Así es cómo se produce la sensación reconfortante que implica abrazar con calidad. Este concepto de propiedad excelente, también acompaña a las personas sobre todo, a las que se distinguen por su calidad humana.

Hoy sé que no estamos hechos para la cantidad sino para la calidad.

Dejo la cantidad para primero, recorrer los caminos de la mente, a continuación abrazar las claves de los centenarios japoneses y por último dar oportunidad al último premio planeta.

Suma y sigue con tu Ikigai.

8 de noviembre de 2016

Construcción de espacios

Esta semana comparto dos espacios y un desafío. Hoy hablamos sobre cómo construir aquello que queremos ser y que todavía no somos. A la vuelta de la esquina el deseo de aprender siempre nos plantea nuevos retos.

Fiel a mi compromiso con el teclado, el primer reto es llegar a esta entrada después de una semana extenuada por el trabajo, preparación de proyectos y gestiones personales. Hoy os ofrezco el análisis sobre dos espacios. Primero, el compartido con los participantes en el máster de Coaching de la USC sobre Rendimiento Óptimo_Gestión Personal y el segundo con un Campeón del Mundo.

Perfiles diferentes con un denominador común. Ganas y actitud.

Y es que cada año aterrizo los mensajes y preparo los anexos sabiendo que en el aula 28, los van a trabajar y pintar hasta que agoten las opciones y diseñen su plan de acción perfecto; aquél que les posicionará en la casilla de salida para no volver.

En cada reflexión, o apoyo a los mensajes, compruebo cómo la audiencia recoge lo que se ajusta a su estilo y experiencia. Hay personas que llegan para buscar el cambio, otras para crecer en la actividad que desarrollan y además se acomodan en su asiento los que hacen del buscar, el mejor de los oficios.
Hay miradas que sin saberlo, activan muchas competencias válidas para avanzar hacia la reconstrucción de su trabajo. Entre todos, suman mentes inquietas con talento que han prometido escribirme cuando terminen de plantear lo que su mirada les ofrece.

No es un hecho fortuito terminar la semana con un campeón*. Es la causa que refuerza lo anterior y 
déjà caer otro mensaje: el lenguaje positivo. Títulos a parte todos queremos mostrar que somos los mejores.Los deportistas de élite, entre otras cosas, persiguen sus objetivos en cada meta y animados por su lenguaje, salen a ganar. Con más o menos expresión , todo sirve para construir.

Lo que digo no es nuevo. El talento ayuda, pero con un buen planteamiento, y constancia obtendremos la gasolina necesaria para automotivarnos a conseguir los resultados que queremos. Participar en la transformación, con el desafío de aprender, moviliza a la acción y regenera el sentido de la vida.

Cerramos la semana pensando en dos ejes. El primero, centrado en habilidades transversales, las que afectan a cualquier dominio de nuestra existencia; La toma de decisiones, la importancia de realizar un buen planteamiento y en el esfuerzo. El segundo eje es el que actualiza y transforma nuestro lenguaje. Lo que me digo y cómo lo digo, ambos elementos son vitales para nuestra carrera y ante todo, para tener poco que callar.


(*) Información protegida por dedicación profesional.