13 de noviembre de 2016

IKIGAI

Ikigai (生き甲斐, pronunciado ikiɡai) es un concepto japonés que significa "la razón de vivir" o "la razón de ser". Todo el mundo, de acuerdo con la cultura japonesa, tiene un ikigai. Encontrarlo requiere de una búsqueda en uno mismo, profunda y a menudo prolongada.                                                                                                                           (Fuente: Wikipedia)
Mi repertorio inmune me protege contra los virus mientras a mí alrededor se empieza a sentir el invierno. Si no eres proclive a lo anterior, lee los libros que terminan conmigo la semana. El último en llegar, pone título a este post por declarar el núcleo que desarrolla este blog. Regalar un libro a quién se aprecia, conlleva la entrega del detalle y la libertad del expresarle lo que en síntesis contiene.  Con o sin japonismo, estas páginas seguro que responden a muchas preguntas con las que vivo.

Esta semana acumulo agradecimiento para las personas que han dedicado su tiempo a hacerme sentir especial, las que lo han hecho por escrito, y las que me han entregado un libro. De fondo hay creyentes convencidos, con un estilo personal que han sabido elegir y que les acompaña para establecer relaciones de calidad. Otras, en cambio, viven en la misma duda que define su forma de ser. 

Aunque los esfuerzos de atención fuesen infinitos, hay personas que son incapaces de trasladarnos confianza. Es probable que en gran medida se produzca por una corazonada, dado que no siempre tenemos toda la información objetiva y sin embargo, algo nos impide confiar.

El diagnóstico del abrazo, supone abrazar durante seis segundos a una persona sin necesidad de evitar el contacto. Con quiénes necesitas evitar el acercamiento, no será posible de inicio, establecer una relación de confianza. A partir de seis segundos, el abrazo produce un efecto químico en el cerebro. 

Iniciar el cronómetro en un abrazo, no falla. Así es cómo se produce la sensación reconfortante que implica abrazar con calidad. Este concepto de propiedad excelente, también acompaña a las personas sobre todo, a las que se distinguen por su calidad humana.

Hoy sé que no estamos hechos para la cantidad sino para la calidad.

Dejo la cantidad para primero, recorrer los caminos de la mente, a continuación abrazar las claves de los centenarios japoneses y por último dar oportunidad al último premio planeta.

Suma y sigue con tu Ikigai.

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