El 53% de las emociones que se
expresan en el trabajo, corresponde al enfado, frente a un 19% que expresan
personas contentas o felices. Acción inicial que presentó en la Fundación
Barrié, David R. Caruso,
Ph.D.Universidad de Yale. Autor de ‘’The Emotionally Intelligent Manager’’.
¿Cómo te sientes? Con esta educada
apertura, nos invitó a revolver nuestro aparente orden emocional para
distinguir la importancia de reconocer con un amplio lenguaje, las emociones
individuales.
Las personas capaces de entender su
información emocional y nombrarlas con un lenguaje apropiado, dominan su
autocontrol y evitan las situaciones límite que desencadenan terribles
conclusiones.
Es aconsejable medir la inteligencia
emocional como una habilidad, no sólo
para conocerse mejor uno mismo, también para diferenciar en otros, sensaciones
verdaderas.
Los líderes emocionalmente
inteligentes, adaptan su gestión al equipo, comprueban en cada persona lo que
necesitan y según su criterio, adaptan el discurso.
Aprensión-preocupado-atemorizado-fastidiado-enfado-furioso-desilusionado-triste-interesado-sorprendido-estupefacto-lleno
de desprecio-asqueado-azorado-feliz-alegre-extasiado-relajado, estas son
algunas de las propuestas de Caruso para desarrollar lenguaje emocional.
¿Cómo estás? Pude dar lugar a otras
percepciones que se alejan del popular “siempre
bien” –en recuerdo a un compañero- o “mal”, como expresión en demasiadas
ocasiones. Las emociones contienen datos. La inteligencia emocional es una
habilidad que se puede entrenar y medir en organizaciones inteligentes.
Estos increíbles encuentros, a los
que agradezco con devoción los enfoques que nos dejan, reorientan nuestra
gestión y son objeto de numerosas investigaciones, apoyadas en teorías que conducen al éxito.
Naturalmente, existen jefes que nada
tienen que ver con esta corriente. Entre
la diversidad, encontramos personas que gritan, amenazan y presionan para
conseguir resultados .Verdadero. Existen además personas que promocionan estos
comportamientos. Correcto.
La mala organización del trabajo
(Exigencias, contenido de las tareas, desempeño de rol) relaciones
interpersonales que no se cuidan y el tiempo de trabajo que tampoco ayuda
(horarios, turnicidad, conciliación) no
fomentan una buena base para una actitud saludable, en todos los casos, somos
dueños de nuestra conducta.
Las conclusiones exitosas a largo
plazo, son las que deben ser nuestro referente. La mala gestión a corto plazo,
estresa y a largo no es sostenible.
“Es fácil recordar para quién tiene
memoria, es difícil olvidar para quién tiene corazón”
Gabriel García Márquez