Dedicar tiempo a
que la gente encuentre su verdadera identidad para que la ponga al servicio de
su trabajo y favorecer así el entorno productivo, es una tarea singular. Es en
este punto dónde se comprueba en qué áreas hay desarrollo potencial.
Ya que somos únicos, cada persona debería
intentar ser distinto a los demás, porque de lo común, ya hay demasiado. La
personalidad se distingue de la competencia y se desarrolla con la edad. Se
organiza en los pensamientos, sentimientos, actitudes, hábitos y la conducta de
cada individuo, que persiste a lo largo del tiempo frente a distintas
situaciones.
En algún momento,
ocurre algo que despierta una vocación (principalmente en la juventud) esto
puede ser imprevisto o tal vez, buscado inconscientemente.
En ocasiones, la
carga genética define, aunque no está comprobado, son muchas las ocasiones en las
que uno aprende lo que vive.
En España, no se
contempla en época de finalización académica, sin embargo, la cultura americana,
define y compara, job (trabajo) career (cursos, entrenamientos especiales,
estudios) y calling
(vocación), para intentar maximizar la carrera profesional.
Si dejas en manos del destino o de la
voluntad de un entrevistador, la reflexión de tu personalidad, perderás la
sensibilidad, sutileza y percepción de tus cualidades. Perderás todos los atributos
que te distinguen y pasarás al estado ‘trabajador’, palabra muy utilizada en el
mundo laboral, que viene siendo, el genérico de empleado.
Si te cuestionas un cambio en tu
ocupación, pregunta a otros sobre lo que haces bien. Piensa en las condiciones
que se dan, cuando mejor te sientes y en qué te refugias cuando no tienes nada
que hacer. Estas pequeñas descripciones contienen pistas para cambiar las cosas
de lugar, comprueba a dónde te llevan.
Lo que más nos aproxima a reconocer pistas
sobre nuestra identidad, puede ser un test escolar olvidado o alguna prueba
psicométrica laboral. Estos informes, devuelven los datos en base a comparaciones estadísticas de grupos,
en ocasiones, con características diferentes.
Cada persona al nacer ya tiene su
propia personalidad con ciertas características propias.
Hay pruebas de peso que apoyan la
creencia de que también el temperamento y la inteligencia están genéticamente
determinados.
La teoría de las inteligencias
múltiples de Howard Gardner, nos puede ayudar a identificar nuestro potencial
en cada una de ellas. Pluraliza el concepto tradicional de inteligencia y lo
deriva a habilidades, a capacidades y talentos para resolver problemas.
Puesto que todas las inteligencias
forman parte de la herencia genética humana, todas se manifiestan, como mínimo
en su nivel básico, independientemente de la educación y del apoyo cultural.
Todos tenemos un repertorio de
capacidades adecuadas para resolver distintos tipos de problemas. Comenzamos brevemente la descripción de las
siete inteligencias.
Inteligencia musical: Percepción y
producción musical
Inteligencia cinético-Corporal:
Control de movimiento corporal-Deporte
Inteligencia
lógico-matemática: Deducción y observación. Proceso de resolución de problemas,
extraordinariamente rápido
Inteligencia lingüística: Responsable de la aparición de
oraciones gramaticales
Inteligencia
espacial: Visualización de objetos desde ángulos diferentes- artes visuales y
el uso que dan al espacio.
Inteligencia
interpersonal: Capacidad nuclear para sentir distinciones entre los demás: en
particular, contrastes en su estados de ánimo, temperamentos, motivaciones e intenciones.
Inteligencia
intrapersonal: Habilidad para el conocimiento de los aspectos internos de una persona.
Queda a vuestro criterio, la
interpretación de cada una de las inteligencias. La búsqueda de rasgos que os
identifiquen, definirá vuestras mezclas. Aunque impera la tendencia biológica,
a medida que avanza el desarrollo se expresan en carreras vocacionales y
aficiones.
Explora en: Inteligencias múltiples-
Howard Gardner, Paidos Iberica 2005 (384 págs)