2 de marzo de 2015

Mucho colorín y nada acabado



En algún momento hemos sentido dificultad con el aprendizaje, en algún momento nos sentimos perdidos al principio del camino.

‘’El trabajo de mis sueños existe’’, este ha sido uno de los comentarios de cierre que nos dedicaron en las jornadas ‘’Colorea tu talento’’. Una colaboración estimulante en la que los participantes, al tiempo que gestionaron sus emociones, pusieron nombre a sus retos y metas personales.

Durante cuatro jueves, dedicaron las tardes a nombrar sus emociones, identificar aspectos a mejorar, detectar fortalezas, explorar nuevas opciones y ¡hacer amigos! Un gran esfuerzo de reflexión, aunque el que te obligue sea un Pitufo y los conceptos se aterricen con  dinámicas de base juego.

Decoraron sus manos con aspectos a mejorar en el colegio o con sus familias, escribiendo
constancia, templanza, autocontrol, motivación y recuperaron energía con el escaparate para venta de fortalezas-Confieso que fuimos muchos de compras-

¿Qué me llevo? Sin duda la experiencia de comprobar que los límites se superan si la persona,  de forma independiente a su edad, se siente querida y valorada en sí misma, sólo así podemos confiar en nuestras posibilidades y superar la adversidad.

En pequeños grupos fuimos descubriendo vocaciones, habilidades y personalidades muy diferentes. El grupo grande, nos enseñó que su mundo importa.

Ahora, la sociedad es responsable de crear un ambiente favorable para crear su plan de acción, y  estar dispuesta a garantizar protección frente a abusos dirigidos con falta de respeto. Hay personas que sufren el acoso de los que defienden sus propios límites atacando al débil y sometiendo su voluntad al más injusto desprecio. 

El propósito de estas tardes no era otro que explorar un modelo y comprobar si era válido para descubrir desde dentro lo que a futuro puede tener valor. 


Entré en la sala tensa, bien acompañada por mis coaches siempre inspiradasy con un pitufo de escudo que se fue dando por vencido ante la tormenta de ideas expresadas con libertad.

Hoy siento nostalgia por dejar los jueves de los que escriben canciones, juegan al fútbol, consumen horas de videojuego, aspiran a diseñar motores de coches o disfrutan ayudando a los demás. Un ejemplo. Sus debilidades, también importantes, cederán ante la exigencia de la Fundación Ingada.

 Hoy me siento sentimental.

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