10 de febrero de 2015

IDEAS EN DIRECTO



Siempre disfruto con una charla. Son la excusa perfecta para cambiar la rutina.
Me gusta jugar a adivinar qué habrá inspirado la presentación del ponente; La elección del color en su formato , el orden de las metáforas y las actividades que desarrollan el hilo conductor, hasta cumplir el objetivo.
 
Me llama la atención, las veces en las que nada de lo anterior ocurre.

El hecho de que haya que pasar por un proceso o cuestionario de evaluación, sugiere que no todo es perfecto.

En cuanto uno se descuida, se ve enredado en una presentación que desorienta, en lugar de enfocar hacia una nueva manera de hacer las cosas. Son demasiadas las personas que copian o imitan, dedicando su tiempo a mantener la impostura.
Por suerte, el talento, no puede copiarse.

Por el contrario, es difícil olvidar la experiencia de encontrar profesionales que trabajan su propuesta, adaptada y dirigida a su interlocutor, cuidando los detalles.
Este gesto permite creer y tomar razonablemente por verdadera la exposición, argumentada con emoción. Utilizo la expresión,  personas que llenan la sala. Que adaptan a su estilo, conceptos que otros adelantaron con su voz. Hacer que la audiencia sienta que importa y llegue a impulsar en ellos, la necesidad de explorar.

La semana pasada, me han recordado varias veces este guiño que hoy dedico a todos, los que consiguen emocionar con lo que hacen.[Gracias! J.Cebreiros]
Quién tiene magia, no necesita trucos

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