Y de repente, aparece
alguien que hace temblar el mundo. Pienso en París y en todos los conflictos
mundiales. Y sí quiero pensar que son pocos los que los provocan, la
mayoría-solidaria y pacífica-lucha por una vida mejor.
Con este mensaje
reaccionaba al terrible atentado contra Francia. Hoy no quiero dedicar una
palabra más al horror. Suponiendo que nacemos neutros; ni buenos ni malos,
reflexiono sobre el impacto y la influencia, o lo que busca que una persona
acepte una idea, un proyecto o una decisión por medio del convencimiento.
Vivimos expuestos a continuos
estímulos que nos provocan reacciones emocionales, materiales, éticas, toda la
información recibida nace con la idea de generar opinión y cambio en las
personas.
La persuasión consiste en
utilizar la comunicación para cambiar, formar o reforzar actitudes y se
encuentra de frente con la personalidad, entendida en este caso, como aquélla
que se resiste al cambio o sobre la que se influye relativamente fácil.
Las estrategias de
persuasión son muchas y se distinguen entre autoridad, comparación, atractivo,
compromiso, reciprocidad, escasez etc. Sin empatía no hay persuasión, las
personas capaces de generar sensaciones nuevas e impulsos destacan por ser buenos
comunicadores.
Las redes sociales hacen
posible una comunicación fluida. Con pocas palabras y mucha imagen, miles de
personas-celebrities, líderes de opinión, amigos- prescriben contenido que valorará
un ejército de seguidores. Este nicho abre
un nuevo canal de exposición divulgativa que pretende aumentar las ventas, expresar ideas,
proyectos etc. Los anunciantes se cuelan en el contenido de los protagonistas
en una relación en la que, en principio, todos ganan.
Hasta este punto, dejando a
un lado el debate que cada uno genere, presento un contenido en positivo
amenazado por una palabra que se encuentra en el otro extremo y que se activa
cuando lo que se busca es manipular.
En el día a día, debemos evitar
toda intención de superioridad que suponga limitar la libertad de elección. A
través del comportamiento, mantenemos actitudes que se desarrollan desde la
infancia y que con una buena educación, generan pensamiento crítico, entendido
como la capacidad de interpretar una idea y generar una opinión personal e
independiente.
Franqueza, honestidad, coherencia, y respeto a los demás, son valores que
defienden la libertad en buena convivencia y que el mundo interpreta a través
de narrativa transmedia, microcuentos, publicidad, marketing, frases
motivadoras, poesía y toda acción editada por un autor sensible que persiga
impactar en positivo.